domingo, 9 de mayo de 2010

Te puedo escuchar, te marchaste sin aviso, te busque y no estabas ya, el destino así lo quiso, pero tu alma no se irá, eras mi complice en los sueños, sabíamos que un día unidos volariamos. Se que tus alas se quedan conmigo, que desde el cielo tu abrazo es mi abrigo, ángel divino me cuidas del mal, se que camino con tu compañía que con tu voz se me encienden los días, aunque tu puerta hoy este más allá, te puedo escuchar. Guardo el aire de tu risa, que me da felicidad, te recuerdo muy cerca de mi compartiendome tu paz, tanta alegría daba verte. quererte no se olvida aun lecho de lágrimas. En cada libro está escrito tu nombre, en cada verso te siento cantar, tu mano me lleva directo a tu sombra, yo sé que una noche te voy a encontrar.

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